30 de mayo de 2012

Los sueños están hechos de un material tan sensible...

Quiero que mi vida consista en vivir, no en sobrevivir. Quiero levantarme por la mañana con ganas de bailar, y que cuando escriba 'Buenos días' en los cristales empañados de la ducha sean buenos de verdad. Quiero amaneceres que solo estén nublados tras el cristal. Quiero dedicarme a algo de lo que nunca quiera jubilarme. Quiero que más allá de mi portal, solo esté el suyo. Quiero menos lunes y menos gris. Quiero canciones que escupan "la primera vez, vestías mi sonrisa preferida, tenías una noche divertida, reías hasta hacerme eloquecer". Quiero cantar bien alto en medio de la Gran Vía. Quiero que todas las lunas de mi vida sean lunas de miel.  

27 de mayo de 2012

Tú sabes que yo tengo miedo a muchas cosas. Es frecuente. No me refiero a miedo a las arañas, eso es una tontería. Me refiero a miedo a que me abran el pecho y registren, como dice Robe. A que me arranquen de cuajo el corazón y me dejen sin él. Suena a historia barata pero... te lo juro. Tengo miedo a que sepan en que punto tocar para hacerme daño, y sentirme indefensa, una presa más de este circo sentimental que tenemos montado. En cierto modo me gustaría entrar en tu mente (no en tu pecho, yo no pretendo arrancarle los órganos a nadie) y saber qué es exactamente lo que piensas en cada momento. Rompería la magia del momento, lo sé. Pero al menos dejaría de tener miedo. 











El miedo al desastre,
A que un dia me faltes
Y a ser
Un punto y aparte en tu baile.

26 de mayo de 2012

Una historia de catorces de febrero, de abriles robados, de princesas que se buscan otro perro que les ladre, de Venecia sin ti. Una historia de miel en los labios, de cenicientas de saldo y esquina, de alcobas frías. De reinas de instituto,  de enamorarse un poco más de la cuenta, de la calle Melancolía. Una historia de piratas cojos, de fulanos sin lágrima fácil, de amores que matan, de cenizas de revoluciones. Del sexo, el rock y la droga. Una historia de crímenes perfectos que no cometimos, de manuales para héroes o canallas, de licores del fracaso. Una historia de Barbi Superstar, de boulevares de los sueños rotos. Una historia de canciones que se burlan del miedo, de allá donde se cruzan los caminos, donde regresa siempre el fugitivo, (pongamos que hablo) de Madrid. Una historia de posadas del fracaso, de huele braguetas sin licencia, del caso de la rubia platino. Una historia de la que se llamaba Soledad y estaba sola.



Una historia de princesas y canallas.







23 de mayo de 2012

Qué jodido es echar de menos.

Antes creía que lo difícil era echar de más, olvidar. Ahora me río de mi ingenuidad. Me alejé completamente de alguien a quien creía que quería un martes por la mañana y no me costó nada en absoluto.

Él no creía en dioses ni reyes, no le importaba en absoluto la palabra del Señor, y siempre dijo que él lo que quería era ser músico. Él creía en las personas. Nunca me lo dijo, pero yo sé que creía que una voz podía mover el mundo. O que unos ojos podían decir más que todo el Atlántico. Ahora los charcos lloran y se acuerdan de él, porque una sonrisa triste nunca dejó de ser una sonrisa. Porque las ganas de vivir se llevan dentro... siempre.

Él creía en mí, y yo ya nunca más voy a dejar de hacerlo.

15 de mayo de 2012

Hace tiempo que no escribo para nadie. Dos o tres meses. Hay cosas que es mejor decirse a uno mismo, cosas que puede que para el resto del mundo no tengan ningún sentido, pero para ti lo tienen todo. Es como cuando andas solo por la calle, o en el metro y se acaban las canciones del aleatorio. Cuando te quedas en silencio y piensas en lo que quieres ser y no eres. O quizá, en el caso de tener la oportunidad de ser, no quisieras. ¿Hay alguien que se conozca a sí mismo? Por eso me gusta esto. Me gusta pensar tonterías y escribirlas. A lo mejor hay alguien que las lee y durante un solo minuto es feliz. O le remueve sus recuerdos más dolorosos. A lo mejor consigo aflorar sentimientos ocultos debajo de la piel. O no. También puede ser que quien esté leyéndolo delante de la pantalla esté pensando en lo que le gusta la chica que conoció el otro día, o en la bronca del jefe que le va a caer, y pase absolutamente de largo de estas líneas. Me gusta esto porque me hace darme cuenta de que no sé quién soy, de que aún tengo mil cosas que descubrir de mí misma, y, como dicen unos tipos, eso hace de la vida algo sustancioso. 
Lo cierto es que no, ya no escribo para nadie. 

12 de mayo de 2012

"No os olvidéis, en vuestra puta vida, de que soy el Perro Verde."

Tres meses llevaba esperando la entrada colgada del corcho, y ayer fue el día. Me han dicho más de una vez que me tomo estas cosas demasiado en serio, pero me da igual. Para mí no hay nada mejor que un concierto, y más si es de uno de tus grupos favoritos. Es la segunda vez que los veo, la segunda vez que me emociono en Corazón de Mimbre y la segunda vez que me dejo la voz y el alma con ellos. No voy a hacer una crónica del concierto. Solo quiero dar las gracias a los Marea por formar indirectamente parte de mi vida, por darme tantos buenos momentos, por hacerme saltar y llorar de esa manera, y por darme pedacitos de felicidad cada vez que empiezan a sonar. Gracias por ser, gracias por estar. Que nunca, nunca, nunca baje la Marea.



Y como diría otro gran tipo: "Los conciertos tienen una cosa fatal, solo una cosa... y es que suelen terminar" 

6 de mayo de 2012


Dibuja semáforos y los pinta de rojo, para que no se abran para ella. Sabe que si no se abren, se le aprieta el corazón y no cruza a la calle de enfrente, donde las paredes gritan ‘¡sueña!’. En la acera que pisa, abogados y jueces brindan por el fin de la libertad, amores rotos componen canciones viejas y marineros buscan puerto entre las calles de Madrid. Los días se tachan del calendario y los cafés están amargos. Las sirenas cantan con la voz rota y se juegan los besos al póker. Se mata por las banderas y las guitarras se desafinan con solo tocarlas.
En la acera que pisa, su corazón coge polvo.