18 de noviembre de 2010

Le dolían los huesos de bailar (Caroline)

Caroline llevaba el pelo alborotado y las medias totalmente rotas a causa de la euforia de la noche. Le dolían los pies de saltar, la mandíbula de sonreír y los labios de besar. Tenía serias dudas sobre si aquello era un sueño o la vida real. Esa que siempre había sido tan cruda, insensible y despiadada con ella. Se pellizcó. Todo seguía igual. Su pelo seguía alborotado y sus medias rotas. Su flequillo, siempre recto y perfecto, ahora caía, despreocupado, por su rostro. Le dolian los huesos de bailar. Seguía dudando de si era o no un sueño.
-¡No, Caroline, no! ¡No ha sido un sueño! Has reído, bailado, cantado y bebido libremente durante toda la noche. ¡Hacía años que no te sentías tan viva! ¿Años? En la vida habías sido tan feliz como hoy - se dijo a si misma.
La gente de la calle la miró. Unos se reían de ella, otros negaban con la cabeza, dando a entender que aquella chica les daba lástima. Otros se asustaban pensando que estaba drogada o algo parecido. Caroline solo sabía que era feliz. Y que no le importaba lo mas mínimo lo que pensara esa gente. Ni que tampoco le importaban los recuerdos que inundaban su mente de vez en cuando. Alex. Eran como latigazos. Pero ya no le importaban. No le importaban lo mas mínimo. O eso quería pensar.