Hay un punto de no retorno cuando empiezas a olvidar. Consiste en que lo malo desaparece. Las noches de tristeza y los días de nostalgia se esfuman. De repente, empiezas a creer que es ley de vida, y toda esa palabrería barata que te cuentan cuando lloras y no saben qué decir. ¡Joder! ¿Por qué nos cuesta tanto callarnos y ya está cuando alguien llora? "Es fácil filosofar cuando es otro el que está hecho mierda", escuché una vez. Empiezas a creer que lo malo ha pasado, que tienes que recordar solo los momentos felices, la alegría compartida.
No estamos fabricados para echar de menos. Qué estúpido es el ser humano.