3 de marzo de 2013

Línea 7 dirección Pitis. La de color naranja siempre va vacía. Se acomoda en el asiento de siempre y observa a la mujer que tiene delante. Está leyendo novela rosa, barata y vacía. Como su vida, probablemente. Al lado de la mujer, un hombre lee las malas noticias del día en el periódico. Sumergida en sus pensamientos, se pasa de parada. Baja apresuradamente en la siguiente y cambia de andén. Tonta, tonta, tonta. Sube al tren que va en sentido contrario.

Línea 7 dirección Hospital de Henares. Siempre llena. Se agarra a una de las barras del techo para no caer y se pone los cascos. Black Sabbath. Una señora observa con desdén sus pantalones anchos. Él le da la espalda. Al girarse, se cruza con unos ojos que le sujetan la mirada. Siempre le habían gustado esos juegos de a ver quién aguanta más sin bajar la vista en el metro. Sonríe. Se da por vencido y se sienta al lado de la vencedora, que sigue mirándole fijamente. 

Charlan durante un buen rato. Dos desconocidos que se encuentran por casualidad. Ella no tenía por qué haberse pasado de parada. Él no tenía por qué haberla dejado ganar. 

-Hace rato que nos hemos pasado Avenida de América, pero sólo quería saber más de ti. 



(Lo soñé anoche y tenía que contarlo. Espero que alguna vez se me cruce un desconocido en el metro que me deje ganar)