23 de mayo de 2012

Qué jodido es echar de menos.

Antes creía que lo difícil era echar de más, olvidar. Ahora me río de mi ingenuidad. Me alejé completamente de alguien a quien creía que quería un martes por la mañana y no me costó nada en absoluto.

Él no creía en dioses ni reyes, no le importaba en absoluto la palabra del Señor, y siempre dijo que él lo que quería era ser músico. Él creía en las personas. Nunca me lo dijo, pero yo sé que creía que una voz podía mover el mundo. O que unos ojos podían decir más que todo el Atlántico. Ahora los charcos lloran y se acuerdan de él, porque una sonrisa triste nunca dejó de ser una sonrisa. Porque las ganas de vivir se llevan dentro... siempre.

Él creía en mí, y yo ya nunca más voy a dejar de hacerlo.

1 comentario:

  1. Muchas gracias a ti por seguir escribiendo :)
    y también por agradecerme que me pasara por tu blog, la verdad es que me encanta pasarme, supongo que es porque tu puedes escribir las cosas que sientes y a mi me cuesta tanto... y poder identificarte con las lineas de otra persona es algo muy reconfortante.

    La verdad no se lo jodido que es echar de menos, pero tiene que serlo mucho, solo te digo que ánimo y que sigas adelante :)

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