29 de octubre de 2010

Llegó a la conclusión de que el mundo no estaba hecho para él (Alex)

Hora punta. Madrid. Fumaba Malboro mientras veía a personas pasar a toda prisa por su lado. Ninguna caía en la cuenta de que él estaba esperándolas. Allí, de pie en medio de la Gran Vía. Buscaba a la persona adecuada. No quería alguien que le quisiera, ni siquiera quería meterla en su cama. Buscaba alguien con quien compartir su vida. Una vida más. Una pequeña e insignificante vida, como tantas. Llegó a la conclusión de que el mundo no estaba hecho para él. De que las personas estaban regidas por unas normas que el se negaba a cumplir. ¿Por qué levantarse a las siete de la mañana, cada día e ir a una oficina en la que eres uno más? ¿Por qué celebrar la Navidad y hacer un regalo absurdo a cada miembro de tu familia? ¿Por qué pensar constantemente en la opinión ajena y reprimirse? Eso era el ser humano. Prejuicios. Alex nunca los había tenido. Se había criado en una familia de pijos adinerados. Había rechazado todos los caprichos que sus padres quisieron darle.
La persona a la que mas amó en el mundo se había marchado, diciéndole que no le quería. Sus padres acababan de morir, en un accidente de tráfico. Ellos nunca le importaron, pero nunca había experimentado la sensación de encontrarse completamente solo hasta aquel momento.
Tiró el Malboro al suelo y lo apagó con el pie. Chilló. La gran vía estaba a rebosar de gente, en cambio, ninguno de ellos quiso escucharle.

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