25 de abril de 2012

Supongo que, cuando acabemos con todo, nos daremos cuenta de que caemos siempre en los mismos errores. Las ilusiones, las esperanzas, los rotos y los descosidos. Naceremos mil veces después de cada cruce de miradas, de cada mísero amago de sonrisa. Y moriremos después de no encontrarnos cuando doblemos la esquina.
Quizá mi cabeza esté tan llena de apuntes de asignaturas que no me importan, y de cafés amargos, que ya no sepa ni lo que escribo, ni lo que digo, ni lo que sueño. Pero, ¿qué más da? Hollywood nos vendió el corazón como un tesoro, un diamante en bruto. Y es un órgano más.

1 comentario:

  1. el primer parrafo se me ha clavado muy dentro segun lo iba leyendo, a veces me parece que te has metido en mi y luego has escrito y me gusta me gusta mucho :)

    un besito preciosa!

    ResponderEliminar