27 de diciembre de 2010

#3. Querido Christian:

¿Nunca te has parado a pensar en quien te has convertido, ahora, que tienes la edad que deseabas tener de niño? Para mí ya es algo rutinario recordar cuando tenía siete años y usaba el maquillaje de mamá o me imaginaba enamorada y feliz. Ahora, apenas me importa mi apariencia. Cosa de la que me alegro, pero que, tiempo atrás, ni se me podía pasar por la cabeza. Tampoco estoy enamorada. Antes esperaba un príncipe azul esperándome en la puerta de casa, con una sonrisa radiante y facciones perfectas. Irónico. No existen, y si lo hacen son tan idiotas como el mío.
Esta mañana he ido a casa de mis padres. Mi madre abrió la puerta y, sin decir una palabra, hizo ademán de que me dejaba pasar. Yo accedí, incómoda, al darme cuenta de que mi padre no estaba en casa. Han sido unos minutos eternos. Por lo visto, mi padre se encontraba en el bar de abajo. Era de esperar, la verdad, pero ni siquiera se me pasó de la cabeza al levantarme por la mañana y pensar en hacerle una visita a los que fueron tus suegros. Mi madre me miraba de arriba abajo, supongo que buscando por alguna parte a su antigua hija. Aquella niñita perfecta.
Recuerdo, como si fuera ayer, cuando te conocí. Tus Converse rotas, tu sudadera verde y tu sonrisa invencible me vinieron a saludar aquel día, en el que todo parecía salir asquerosamente mal.

3 comentarios:

  1. ¿poooooooooooooor qué escribes tan bien, perra? Me encantan los de querido christian, que lo sepas.
    Tengo ganas de MIÉRCOLES :)

    ResponderEliminar
  2. Yo te comento siempre beibe ;)
    Verás mañana, aunque me ha venido la regla (dioshijadeputa) JAJAJJAJA <3

    ResponderEliminar
  3. Me encanta el texto tia:) asi como la canción Floyrescent adolescent!

    ResponderEliminar