Luna soñaba ser una pieza en
su vida… y no. Al final no. Tenía las mismas ganas de siempre y el valor de
nunca. Sus corazones siempre acababan partidos a la mitad. Se resquebrajaba uno
y al poco de reponerlo volvía a aparecer algún capullo en su vida con la
sonrisa más bonita del planeta. Luna brillaba cada noche como nunca. Tan triste
y sola como siempre. Canciones de amor de poetas que nunca acertaban con el
verso adecuado. Más sola que la Luna, decían. ¿Así como iba a empezar a
brillar de verdad? Ahora camina por ahí, apurando sonrisas y dejando líneas
inacabadas de historias de mierda.
Luna soñaba que quería soñar
contigo. ¡Sólo contigo!
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